Cómo encaran los proyectistas el diseño de sus propios espacios de trabajo. Visitamos tres ejemplos de auto encargos: las oficinas de La habitación de afuera, Dos42 y AdosN, todas en el municipio de Murcia.
La habitación de afuera, estudio formado por el arquitecto Fran Martínez Gil y la diseñadora y licenciada en Bellas Artes Raquel Sepúlveda Ruiz, tiene su sede en la calle Mayor de Sangonera La Verde. Un local de poco más de cuarenta metros cuadrados de planta rectangular diáfana que alberga espacio abierto de trabajo, sala de reuniones y aseo.
“Un auto encargo siempre es un trabajo tan complejo como especial. Para el diseño del nuevo local de LHDA nos enfrentamos ante un doble reto: diseño y autoconstrucción. La participación activa en la construcción siempre supone un interesante ejercicio del que se obtener un valioso aprendizaje para la labor proyectual que busca la definición última de cada elemento”, explican los responsables del estudio.
Para dar calidad al local “se emplean recursos gráficos, de amueblamiento, iluminación, texturas y diferencias de altura que comprimen y descomprimen el espacio. Se construye una división virtual que separa la zona de trabajo del vestíbulo de entrada. Esta división se materializa como una estructura metálica muy ligera y permeable, elemento que al tiempo se levanta como estantería que sirve de soporte a la mesa de trabajo, todo ello con una imponente presencia dentro del local”, señalan los autores del proyecto.
“A partir de la paleta de colores con la que se ha trabajado el interior del despacho, hemos realizado dos diseños murales, uno en el vestíbulo y otro en la zona de despacho, ambos establecen un diálogo entre sí generando un efecto de profundidad espacial del que estamos muy orgullosos. Nos gustaba la idea de implementar el diseño gráfico a la obra arquitectónica, no como un añadido sino como parte fundamental del concepto espacial. Una especie de prueba del valor de la suma de recursos no estrictamente arquitectónicos al diseño global”, concluyen.
Dos42 es un estudio creado por los arquitectos Alejandro Martínez y Adrián Riquelme, quienes comparten espacio con la también arquitecta Rosana Galián, impulsora de la marca del joyería contemporánea Garra Studio y miembro, junto con Paula Vilaplana, del colectivo Frú-Frú.
La oficina está situada en un bajo en la plaza de Camachos, en el murciano barrio del Carmen. El nuevo espacio de trabajo de Dos42 y Garra Studio es “abierto y colaborativo”, con un elemento especialmente singular: “un poliedro irregular que se apoya a modo de meteorito o piedra preciosa para alojar el baño”.
“Los cambios de pavimento acotan zonas de trabajo y de paso y las mesas a medida facilitan la comunicación y la colaboración. Los espejos multiplican las plantas, generan visuales y completan geometrías. Los colores definen diferentes zonas unidas bajo el techo que desaparece sobre líneas de luz”, explican desde el estudio.
En resumen: “Un trabajo sencillo, con pocos recursos y mucha diversión”, que ha permitido transformamos “un local oscuro y gris en nuestro vitalista espacio de trabajo”.
Los arquitectos Pilar y Manuel Arnau Marín y Andrea Navarro Garre dirigen AdosN, estudio radicado en Beniaján que ocupa la primera planta de un antiguo restaurante con una superficie de 300 metros cuadrados situado en una zona de huerta.
El local alojaba en su interior una vieja piscina cubierta de cerca de cincuenta metros cuadrados, cuyo hueco se ha mantenido y que vertebra el proyecto. El antiguo foso, destinado a zona de trabajo y almacenaje, está rodeado por pasarelas de acero que ofrecen superficie extra para presentaciones y biblioteca.
El estudio ha pretendido crear “un espacio atemporal, capaz de teletransportarte desde el entorno huertano en el que se encuentra la edificación a un espacio totalmente utópico y contemporáneo. Para ello, planteamos la intervención con una serie de umbrales que el usuario se ve obligado a sobrepasar y cuyo grado de contemporaneidad va en aumento, desde el entorno huertano de la entrada pasando por un pasillo de luz con espacios de trabajo encerrados en peceras hasta llegar a la innovadora área central de coworking, construida en el antiguo hueco de la piscina”, explican los responsables de AdosN.
Fotografía: David Frutos